Solución ¿Qué sabes de Grazalema? (14)
Antes del ajetreo navideño les ofrecíamos este reto (ver primer post) en el que les mostrábamos esta piedra tallada que encontramos camino de ‘El Calvario’, aunque no es la única ya que más arriba y delante de la misma puerta de ‘El Calvario’ encontramos otra. Según tenemos entendido en estas piedras talladas se colocaban las cruces de las catorce estaciones que rememoraba antaño, en la Semana Santa, los pasos que dio Jesús hasta llegar al Calvario. Estos datos los extraemos de un panel situado justo delante de la entrada principal de la ermita de ‘El Calvario’ y de las frases de Francisco Jarillo que ilustran con su comentario este reto y que además nos ofrecía un paseo por esa zona. Muchas gracias a todos por la participación y en especial a Francisco Jarillo, mañana tendremos nuevo reto. Les dejamos con el bonito relato que nos ofrecía Francisco Jarillo en su comentario:
‘Voy a realizar una visita que denominaré: Ruta Etnográfica-Periurbana por las faldas del Endrinal, lugar donde se encuentra una de las varias piedras que aún quedan en la zona, como ésta que nos muestra la fotografía de ¿Que sabes de Grazalema 14?. En nuestra visita, el punto de partida lo vamos a ubicar en el Mirador del Tajo. Desde aquí partiremos en dirección al camping, y a unos escasos 200 metros a nuestra izquierda, tomaremos un camino esculpido en la piedra que nos llevará a tramos por zonas de empedrado con piedra caliza del lugar y otros, con macizos de barro, hasta llegar a la ermita del Calvario. Este actual camino discurre por lo que antaño fue el recorrido que se hacía en semana santa, celebrándose el Via-Crucis, (si observamos con detenimiento a lo largo del camino veremos que todavía hoy quedan restos de pedestales o plintos labrados en piedra caliza, donde se colocaban las cruces que conformaban y conmemoraban las catorce cruces o estaciones de los pasos que dio Jesucristo hasta llegar al Calvario. El plinto que muestra la foto es uno de ellos). Si hemos decidido tomar con antelación a llegar al Calvario, el camino que bifurca hacia la izquierda dirección este, llegaremos hasta el Mirador del Santo, que nos ofrece una panorámica de belleza natural de nuestra querida Grazalema. Antes de llegar al mirador, el camino discurre por una zona donde lo flanquean dos muros de piedra. Estos muros servían de vallado de protección, (era el camino mas corto, conocido como “La Cañailla”, que conducía desde Grazalema a Peñaloja y la zona de Los Terrazgos) para evitar que el ganado que transitaba por la zona, consumiese los sembrados. Parece imposible que en medio de tanta piedra se pudiera sembrar algo, pero la realidad era esa en la posguerra civil, la necesidad apretaba e hizo de que algunos de nuestros vecinos, (José “de Pastora”, marido de Isabel “la Marina” entre otros) arañara la escasa tierra del lugar para poder obtener el exiguo fruto que ésta les daba, mermado éste por la altitud, orientación, escasez de suelo vegetal…y que obtenía como resultado unas cosechas de muy reducida producción, para lo que se necesitaba un esfuerzo y aliento agotador. En este tramo de nuestro recorrido podemos advertir a nuestro paso una era empedrada, donde una vez segado y recolectado el trigo y cebada, se barcinaba y aventaba; también observamos un sin fin de bancales y muretes de piedra que en su conjunto dan la impresión de un laberinto, y que no es mas que la optimización de los recursos por parte del hombre de la abrupta orografía del lugar, evitando de esta manera la erosión y pérdida del escaso suelo existente en la zona.
Volviendo por este camino llegamos nuevamente hasta el Calvario, y justo a sus espaldas, orientación suroeste, a unos 100 metros, se encuentra un aprisco donde mi familia estuvo ordeñando las ovejas hasta no hace tantos años, y desde donde bajaban la leche para elaborar el exquisito queso de oveja artesano de Grazalema, (hoy día, lamentablemente para nuestros paladares, este tipo de queso no se elabora. Era un manjar suculento cuando lo degustabas con café de pucherete en el desayuno o merienda). Siguiendo nuestra ruta, ascenderemos por la vereda que parte desde el aprisco mencionado y ésta toma rumbo sureste, se vuelve vertical y no apta para cardíacos, pasando junto a un ejemplar de pino carrasco, que en las últimas labores selvícolas que han efectuado en la zona han podado, ofreciéndonos un aspecto singular, dado que desde su base se abren, no recuerdo bien en este momento, si son cinco o seis ramas del mismo diámetro, dándole una apariencia o forma de candelabro. Bueno, situados en este punto, es necesario efectuar un pequeño descanso y tomar aliento, a la vez que disfrutamos de la estampa que nos ofrece el paisaje con nuestra querida Grazalema a nuestros pies. Si las fuerzas nos acompañan y decidimos continuar ruta, seguiremos por este camino ascendiendo y pasando justo por encima de Peñaloja, o como se denominó en la época de la dominación árabe Peñaroja.’
